Sergey Bakin nació en 1957
en una familia de un trabajador en Leningrado. La carrera de este exitoso
modelista y un pretencioso artista gráfico empezó de forma extraña a través de
aventuras de boxeo y jardinería infantil. Sus paisajes vagos languideciendo con
sus puntos penetrantes e incluso venenosos, sus trabajos que representan el río
Smolenka tienen la impresión de los recuerdos de sus juegos infantiles. En
muchos sentidos el deseo de dibujar se formó en Sergey Bakin gracias al
conocimiento del padre de su compañero en los deportes. Frecuentemente visitaba
su casa, donde se reunían artistas cercanos a Alexander Arefiev.
En 1975 Bakin se graduó de
la Escuela Secundaria de Arte de Leningrado. Según el consejo de sus compañeros
mayores, el joven artista decidió ignorar la Academia de las Artes y entró en
la Escuela Superior de Arte y Diseño Vera Mukhina. Esta Escuela Superior lo
atrajo con su gran variedad de Departamentos y la oportunidad de obtener no
sólo educación multidisciplinar, sino para combinar la pintura y los estudios
de cerámica.
Sin embargo, Bakin pronto se
decepcionó con sus estudios y decidió elegir la forma más fácil y entró
entonces en el impopular Departamento de Modelado de Ropa. Bakin llegó a dejar
la escuela secundaria en varias ocasiones, pero siendo considerado como un
joven artista prometedor, con la influencia de sus maestros, Bakin se graduó finalmente
en la Escuela Superior de Arte y Diseño Vera Mukhina en 1982 e incluso
consiguió un "Red Dior".
El mismo año Bakin comenzó a
trabajar en una Casa de Modelos como modelista. Nueve años de su obra dieron
sus frutos: la increíble colección de Bakin fue muy apreciada en un desfile de
maniquíes en Munich, algunos modelos se hicieron especialmente populares y se
pusieron en producción en masa. Hubo una oportunidad de dos años de trabajo en
Ives Saint Laurent Fashion House. Pero el tiempo y las circunstancias hicieron
que Bakin dejara el mundo de la moda y el artista se centrara en el arte.
Bakin apela a materias muy
tradicionales: las vistas en colores pastel de la ciudad y las frágiles
bailarinas, mientras que la manera especial, emocionalmente rica en la que se
dibujan, ilumina las obras de Bakin y les añade color. Una vez, teniendo la orden
de hacer una foto, el artista se puso detrás del escenario del Teatro
Mariinsky, donde realizó su trabajo con entusiasmo apasionado. "Es
imposible dibujar a una mujer y no enamorar de ella," - dice Bakin. Qjuizás
por eso sus bailarinas son tan encantadoras en su bella languidez. Dibujo
magistral, el artista no tiene miedo de la generalización y la expresión que le
permiten evitar el naturalismo y convertir sus imágenes en vivos ejemplos de
sentimientos genuinos.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
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