Sophie Morisse nació en 1962
en Mers-les-Bains (Francia). Vive actualmente en Alta Normandía. Ha estudiado
durante cinco años en la Escuela de Bellas Artes de Rouen, hasta 1987. Su
profesor fue entonces el pintor y escultor Philippe Garel. Recibió el Premio de
la ciudad de Poitiers y el de San Grégoire en 2001. Ha realizado exposiciones
en toda Francia, en particular en la región de París y en Giverny, Metz, Rouen
y Nantes.
Entre sus otros recuerdos de
infancia que la llevaron a convertirse en pintora, Sophie Morisse se recuerda
visitas al Museo del Louvre. "Mi padre me llevó allí con regularidad
cuando tenía 8-10 años, cuando decidí que mi futuro sería pintura, tenía un
álbum de tarjetas postales de mis cuadros favoritos". En esta colección de
imágenes, encontramos Le Jeune mendiant de Murillo, "un cuadro que siempre
he admirado", o aún las pinturas de David "ciertamente por conchas y
hombres desnudos", se burla.
Casi en el mismo período, su
tía Nadine le regaló su primera caja de pinturas al óleo. La artista comienza
realizando autorretratos, ella tiene 13 años de edad. "Yo era mi primer
modelo, al menos, siempre estaba aquí", sonríe. "Tenía el espejo en
una mano y pintaba con la otra, pero no fue fácil porque soy miope y quería aparecer
sin gafas".
Los cuentos y la pintura de
Sophie Morisse se casaron y vivieron felices... ¡Aquí está su resultado más
feliz! Tom Thumb, piel de burro de Perrault, la pequeña sirena de Andersen,
Alicia en el país de las maravillas de Carroll... Tantas historias que inspiran
a la artista rouennaise y engendran pinturas atípicas. La imaginación de la
historia, al mismo tiempo mágica y perturbadora, se muestra a través de su
carácter. No sabemos si tenemos que temer al Loco Sombrerero o reírnos.
Admiramos vestidos de piel de burro tanto como tememos las consecuencias si lo
usamos... Esta dicotomía está presente en todo su trabajo. También la
encontramos en el uso de animales brillantes pero terribles especialmente
cuando aparecen en grupos: batracios, mariposas, libélulas, pájaros... El
séquito inmediato de la artista, de los amigos, de la familia entran
alegremente en el espíritu del juego de la pose. La modelo que regresa la mayor
parte del tiempo es su hija de 12 años, Thaïs. "No quiero pintar su
retrato en particular, sino más bien representar la infancia en general, y más
ampliamente el rostro humano, dos componentes esenciales de mi trabajo".
Fuentes:
Nota: La propiedad
intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores
y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar
el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas
disfruten contemplando sus obras.
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