Pintor español (Barcelona,
1861-Aranjuez, Madrid, 1931), nacido en el seno de una familia de la burguesía
catalana, parecía predestinado a continuar la tradición familiar dentro de la
industria textil, bajo la autoridad de su abuelo, con el que vivió desde niño.
La muerte de su padre cuando Rusiñol tenía veintidós años le forzó a ocuparse
del negocio familiar antes de lo previsto, aunque en sus ratos libres se
dedicaba a pintar, acudiendo a recibir lecciones a la Academia del pintor Tomás
Moragas. La muerte de su abuelo en 1887 dará un giro absoluto a su vida;
liberado de su influencia y autoridad decide romper toda clase de ataduras, se
desvincula del negocio familiar y se separa de su esposa Lluïsa Denis, con la
que había contraído matrimonio un año antes, para dedicarse de lleno a la
pintura. Estrecha su relación con el pintor Ramón Casas, al que había conocido
a través del escultor Clarasó, y juntos proyectan un viaje en carro por
Cataluña. El acercamiento al campo y los pueblos de la región se materializa en
una extensa producción de cuadros costumbristas y de paisajes. En éstos muestra
la influencia del maestro de Olot, Joaquín Vayreda, ofreciendo una visión de la
naturaleza plácida y no exenta de lirismo. Su primera estancia parisina, en
1889, junto a Casas, quien le introduce en los ambientes artísticos parisinos,
le conducirá al barrio bohemio de Montmartre. Allí sigue interesado por la
naturaleza, con una preferencia clara por escenarios sencillos cuando no
vulgares, por ello, cuando en octubre de 1890 exhibe su obra en la Sala Parés
de Barcelona, junto a la de sus amigos Casas y Clarasó, la crítica se muestra
muy desfavorable y califica su pintura de sórdida. De nuevo en París, instalado
en el Moulin de la Galette en Montmartre junto a Eric Satie, se deja seducir
por el simbolismo. Sus paisajes se vuelven solitarios y sus interiores,
intimistas con figuras femeninas aisladas que transmiten sentimientos de
melancolía y tristeza. En el verano de 1891 descubre Sitges, pinta sus
conocidos «patios azules» y elige el lugar como escenario de las Fiestas
Modernistas que se inaugurarán al año siguiente y se celebrarán sucesivamente
en 1893, 1894, 1897 y 1898, convirtiendo la población en el centro modernista
de Cataluña. En 1893 adquiere una hermosa mansión conocida como Cau Ferrat en
la que pasa temporadas y que al mismo tiempo le sirve de museo para albergar su
colección. En París se instala en un barrio más acomodado con Utrillo y Zuloaga
y a través de este último descubre a El Greco, cuyo arte le provoca una
admiración sin límites, que le llevará más tarde a adquirir obras suyas.
Comparte también con Zuloaga la experiencia de un viaje a Florencia buscando la
inspiración de los pintores del primer renacimiento. En 1897 se instala en
Granada donde ejecuta una serie de jardines: los cármenes, la Alhambra. Viaja a
Valencia, Mallorca y Aranjuez; pinta los claustros de los viejos monasterios,
los cementerios y los calvarios de Levante. La exposición de Jardines
de España en octubre-noviembre de 1899 en la Galería L'Art Nouveau de
París supone su reconocimiento internacional, cuyo éxito radica en una nueva
visión de España, totalmente alejada de tópicos y llena de veracidad. Fue
precisamente en Aranjuez, durante una de sus reiteradas estancias para realizar
una serie de paisajes, donde le sorprendió la muerte el 13 de junio de 1931.
Personalidad de carácter complejo, Rusiñol se muestra como hombre sensible,
escritor, pintor y coleccionista, cuya trayectoria vital estuvo muy ligada a
personajes del mundo de las letras, de la música y del arte. A su muerte, donó
su casa y su colección al municipio de Sitges, donde en 1933 se inauguró el
Museo de Cau Ferrat.
Fuentes:
http://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/jardi-daranjuez-glorieta-ii-jardin-aranjuez-glorieta-ii
Nota: La propiedad
intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores
y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar
el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas
disfruten contemplando sus obras.
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